Mario Dumenes nunca pensó que viviría para sentir nuevamente su cuerpo como en su juventud. Y es que el hombre de 54 años, pasó las últimas tres décadas de su vida cargando a cuestas un tumor de gigantescas proporciones, y que, pesando más de 45 kilos, se convertiría en su sentencia de muerte, hasta que llegó de urgencia al Hospital Puerto Montt, cuyos profesionales lograron lo que parecía imposible.
Varias semanas hospitalizado en Cuidados Intensivos, más de 12 horas de operación, doce especialistas y en total más de 50 profesionales de la salud estuvieron a disposición de don Mario, vendedor ambulante y vecino de la comuna de Fresia, para poder extirpar el tumor que lo mantenía postrado, permitiéndole recuperar su diario vivir y disfrutar de detalles tan sencillos como caminar o usar ropa a su medida.
“El tumor me provocaba mucho dolor en la columna, por el peso, caminaba más agachado, parecía un anciano de 80 años. Fue en septiembre del año pasado cuando caí al hospital por el dolor. Mis hermanos me cuidaban porque hubo un momento en que no me pude parar más. Ahora es otra vida para mí, me siento más recuperado, ya no tengo ese tremendo peso, puedo usar ropa normal porque antes usaba buzos muy anchos”, señaló don Mario.
Dumenes fue diagnosticado a muy temprana edad con una enfermedad hereditaria llamada ‘neurofibromatosis’, que causa el crecimiento de tumores neurales benignos en todo el cuerpo, llamados neurofibromas. Estos provocan dolor, deformidad y alternaciones neurológicas pudiendo llevar a la postración y la muerte si no es tratada. De manera excepcional, estos tumores pueden alcanzar dimensiones gigantescas.
“Este tumor fue diagnosticado hace más de 30 años, sin embargo, siempre fue catalogado como ‘inoperable’. Si bien el tumor era más pequeño previamente, su volumen, localización y relación con estructuras vasculares, nerviosas y órganos, hacían que el riesgo de su resección fuera inaceptablemente alto. Durante los últimos años, ha existido un desarrollo excepcional en adelantos tecnológicos, técnicos y humanos del HPM, con lo cual fue posible plantear una cirugía que no era posible previamente”, detalló el neurocirujano, Dr. Julio García.
El Dr. García, junto con los doctores Norambuena, Tabilo y Oyarzun, parte del equipo de Neurocirugía de columna, actuaron en la coordinación del grupo de doce especialistas que analizaron el caso previo a definir la viabilidad de la intervención, siendo primordiales, además, la participación del neuroradiólogo intervencionista, Dr. Arturo Alonso, quien preparó las arterias para evitar hemorragias durante la operación; el apoyo quirúrgico del cirujano vascular Dr. Daniel Vallejos y el traumatólogo Dr. Andrés Bernardin; la compleja y crucial labor de anestesia por Dr. Renato Carrasco, el difícil cierre de la herida por parte del equipo de cirugía plástica reconstructiva y el delicado postoperatorio por parte de la Unidad de Paciente Crítico.
“Con técnicas de cirugía reconstructiva pudimos avanzar bastante en la disección del tumor en partes, las que eran bien difíciles de disecar ya que era muy grande y bien vascularizado. Posteriormente, realizamos la cobertura de este defecto que tenía una superficie de unos 80 por 60 centímetros. Avanzamos con colgajos de piel del mismo paciente para cubrir la superficie, disminuir el defecto y achicarlo, y una vez disminuido, realizamos otros injertos obtenidos desde su muslo”, detalló el Dr. Rodrigo Tejos, cirujano plástico del HPM.
El profesional se sumó a las palabras del Dr. García, quien, además de recalcar el trabajo mancomunado que realizaron las unidades clínicas del Hospital Puerto Montt en sacar adelante al paciente, destacó el cambio en la autoestima de Mario Dumenes, y la capacidad de la salud pública chilena de, no solo cambiarles la vida a sus pacientes con complejas intervenciones, sino también el poder marcar un hito quirúrgico internacional, dado el excepcional volumen del tumor.
“A pesar de que su enfermedad es crónica, don Mario gana funcionalidad para todos los años futuros, ya que la probabilidad de que vuelva a crecer un tumor de esas magnitudes es extremadamente remota. Él ya trabajaba con su tumor, había adecuado su vida al tumor, incluso arrastrando los 45 kilos como lastre. Esto le abre la posibilidad de reintegrarse a la sociedad ya que trabajar más el estigma social de andar con un tumor de esa magnitud no es menor”, concluyó García.
Don Mario continuará su recuperación en Fresia, sin embargo, señaló emocionado que el recuerdo de la atención y dedicación que recibió del HPM lo llevará consigo el resto de su vida, desde donde incluso tuvo la oportunidad de “despedirse” del tumor que le extirparon. “Estoy feliz de la vida, agradecido de los doctores que me operaron. Estuve hospitalizado casi tres meses, me atendieron muy bien, agradecido de todo el equipo. Me fui a despedir del tumor que me sacaron. Muchas veces uno no quiere ver las cosas o recordar, pero es necesario para cerrar todo ese periodo. Estoy muy agradecido de todas las atenciones acá”.