La condena social, tanto a nivel colectivo como familiar, son uno de los principales estigmas que rodean a las personas que por diferentes motivos y razones intentan con o sin éxito quitarse la vida, y es uno de los principales factores que deben modificarse para prevenir, en parte, las ideaciones suicidas, de acuerdo a la Unidad de Salud Mental del Hospital Puerto Montt.
La jefa de dicha unidad, la médico psiquiatra Loreto Lorca, detalló que dicha condena social y los tabúes que rodean a las personas que realizan intentos de suicidio en nuestra sociedad son “gravísimos” ya que “la estigmatizan como una conducta voluntaria, y no como parte de un estado emocional que, en todos los casos, está relacionado con elementos muy significativos que perturban profundamente la vida de la persona, ya sea por una enfermedad u otras condiciones”.
Las ideaciones suicidas están relacionadas a estados depresivos, trastornos del ánimo como el bipolar o la esquizofrenia, factores genéticos y/o trastornos de la personalidad como “el estrés de la vida en general, y en personas muy frágiles que pueden llegar a tener una alteración de su naturaleza y llegar a esta conducta”, precisó la Dra. Lorca.
Lo principal, de acuerdo a lo profesional “es situarnos en términos de destruir ciertos mitos asociados al suicidio, y dentro de estos tenemos que tener presente que las personas cuestionan el acto mismo ya que piensan que una persona que intenta suicidarse o que efectivamente se suicida, nunca lo va a decir, que esto es muy privado y que no da ninguna muestra de que se quiere suicidar”.
Esto es falso, ya que frases como “quiero dormir y no despertar más”, “me gustaría irme lejos”, o simplemente cambios bruscos de ánimo, son señales claras que deben ser atendidas con entendimiento y empatía, sobre todo por parte de los familiares o personas más cercanas a quien se encuentra en un momento de vulnerabilidad e inestabilidad emocional, y entender que esto es “multifactorial”.
Sobre todo, en zonas como la Región de Los Lagos, que hasta el año 2019 se posicionaba como una de las regiones de Chile con más alta cantidad de intentos suicidas o suicidios efectivos, con cerca de 30 suicidios anuales por cada 100.000 habitantes, lo que se explica por el clima (con poca exposición al sol), el alto consumo de alcohol y drogas, favorecido por una alta cantidad de la población perteneciente a sectores rurales, además de factores genéticos.
Entonces, ¿qué hacemos? “Acompañar, estar presentes escuchar, y sin enjuiciar porque ahí es donde cometemos muchos errores porque estamos permanentemente poniéndole nota a las personas, siempre estamos calificando y al momento de calificar a una persona frágil emocionalmente, ese cuestionamiento favorece la conducta de esta naturaleza. El acompañamiento es fundamental, y también hay medidas bien concretas de prevención, a través de programas especiales”, precisó la Dra. Lorca.
Uno de estos programas es el que se aplica por parte del Ministerio de Salud desde el año 2016 en varias regiones del país, los que han funcionado, de acuerdo a la jefa de la Unidad de Salud Mental del HPM, ya que es “muy relevante el seguimiento, y lamentablemente no se hace a nivel de sistema de salud y ese es un elemento que se debe abordar en las políticas de salud”, aseguró la Dra. Lorca.
De acuerdo a estudios internacionales, una persona que se intenta suicidar sin éxito, lo volverá a intentar en un 90% o más de los casos dentro de los próximos seis meses, ya que “cuando se trata de una conducta repetitiva, lleva varios días con esta idealización, lo recomendable es consultar a una ayuda médica o profesional”, recomendó la médico psiquiatra del HPM.
Según el Ministerio de Salud, en Chile anualmente 1.800 personas se suicidan y por cada uno de ellos, alrededor de 20 realizan un intento suicida. En tanto, más de 220 mil chilenos sobre los 18 años han planificado su suicidio y más de 100 mil reconoce que intentó quitarse la vida, según se desprende de la Encuesta Nacional de Salud, ENS 2016/2017, que por primera vez midió en específico esta temática.