En el marco del Día Mundial contra la Hepatitis, que se conmemoró el pasado 29 de julio, el Dr. Cristóbal Ossa, especialista pediátrico del Hospital Puerto Montt, destacó una de las grandes ventajas que ha tenido Chile para combatir esta patología en los últimos 30 años, como es el saneamiento de las aguas servidas, y el contar con vacunas para las clases de mayor prevalencia en el mundo: las hepatitis A y B.
Desde la década de los 80, investigadores han logrado diferenciar los cinco virus que provocan la hepatitis: desde los tipos A hasta la E, que son los más frecuentes a nivel mundial. Tanto el tipo A como el E son de contagio fecal-oral, es decir, por contagio a través de deposiciones que contaminan los alimentos que consumimos, y en segundo lugar se encuentran la hepatitis C, B, y D que se trasmiten por transfusiones de sangre contaminada y por relaciones sexuales sin uso de preservativos.
¿Qué significa Hepatitis?
“Hepatitis significa que hay una inflamación del hígado el que se manifiesta por muchas condiciones: virus, tóxicos, enfermedades vasculares y metabólicas. Hablando del clásico concepto de hepatitis entendemos que el paciente que presenta ictericia, manifestada por un color amarillo en la piel y la parte blanca de los ojos, presentando orina más oscura, llamada ‘coluria’, y va a tener ‘acolia’, es decir, deposiciones más blancas debido a la inflamación del hígado”, detalló el Dr. Ossa.
La prevalencia de esta enfermedad en Chile va a la baja en comparación con otros países de América Latina, debido principalmente a la fortaleza del sistema de tratamiento de las aguas servidas a lo largo del territorio, la hepatitis, al menos en su tipo A y B, se mantiene controlada a nivel nacional debido a la inmunización con vacunas que se administran en el primer año de vida de todos recién nacidos en el país. En tanto en su tipo C, la hepatitis tiene tratamiento asegurada por el GES.
Vacunación, el especialista aconseja
“Lo más importante es acceder a las vacunas, acudir con todos nuestros niños a los consultorios a recibir las vacunas del primer año de vida y luego a los 18 meses, de esta forma las hepatitis A y B quedarán cubiertas. Para el resto de las hepatitis y las ocasionadas por otros virus no podemos hacer algo en contra: si te contagias por adenovirus y evoluciona a hepatitis, quizás la vacuna de influenza nos ayudará, pero son cuidados generales durante invierno”, indicó el Dr. Ossa.
En relación a la vacunación contra la hepatitis A y B en niños y niñas nacidos en el extranjero, el Dr. Ossa destacó que, gracias a la inclusión de esta patología en el GES, “ellos tienen asegurada la vacunación ingresando al sistema de salud público. Cuento con mucha alegría que tenemos un paciente en el HPM que se contagió al momento de nacer en otro país con hepatitis C, y con tratamiento del GES recibió un tratamiento para esta enfermedad y actualmente está totalmente curado”.
Tratamiento para esta patología
La red de salud pública posee en Chile tratamientos de soporte en todas las clases de hepatitis, y según lo que detalló el Dr. Ossa “para los pacientes que no se encuentran inmunodeprimidos con hepatitis A el tratamiento es de sostén, es decir, hidratación, asegurarse que la enfermedad no esté causando un daño más grande en el hígado monitorizando a través de pruebas hepáticas para seguir evaluando. La gran mayoría de las hepatitis A son autolimitadas, el paciente se diagnostica y se envía a su casa con tratamiento y control posterior”.
Sin embargo, el profesional llama a “no relajarse” y reforzar las medidas de prevención para evitar el contagio de las hepatitis más comunes. “Tenemos que mantener el tratamiento de las aguas servidas, siempre con nuestros seres queridos recomendar comer en lugares certificados, tener ojo con las comidas que se sirven en verano o en la calle, porque además están acompañadas de otras enfermedades que se pueden transmitir por comidas en mal estado o mal preparadas”, concluyó.