No cabe duda de que la pandemia de Covid-19 en los últimos 2 años impactó negativamente de forma transversal a todos los segmentos etarios de nuestra sociedad, sin embargo, fueron los adultos mayores quienes sintieron de forma más drástica los efectos del encierro y el aislamiento en su salud física y mental, aspectos que aún se encuentran a tiempo de mejorar las personas sobre los 60 años.
Y es que, en los adultos mayores, de acuerdo a lo que explicó la médico geriatra del Hospital Puerto Montt, Erika Astorga, tanto la falta de sociabilidad como evitar exponerse al contagio en los controles de salud, tuvieron impacto “tremendamente negativo en las personas de edad”, ya que muchos pacientes mayores incluso “retrocedieron en sus tratamientos”, por lo que puso énfasis en estos dos puntos.
“La población adulta mayor se vio mucho más restringida que otros segmentos etarios. Ellos tuvieron una cuarentena obligada desde antes y por un período más largo. Eso acentuó varias cosas negativas en la mantención de un estado de salud adecuado porque limitó su actividad física, es decir, promovió el sedentarismo, promovió el aislamiento, la soledad, el sentimiento de estar relegados y excluidos en la sociedad, y esto generó un descenso en el estado de salud global”, precisó la Dra. Astorga.
La profesional del HPM indicó que ha sido notorio el deterioro en aquellos pacientes que previo a la pandemia ya presentaban diagnósticos tempranos de enfermedades degenerativas, y que gracias al aislamiento de estos últimos dos años “por ejemplo, personas que ya tenían enfermedad de Alzheimer se complicó y avanzó mucho más rápido durante los años de pandemia”.
“Creo que es una de las lecciones más importantes para tomar en cuenta en cómo se puede llegar a un equilibrio frente a una enfermedad infectocontagiosa del resguardo del contagio, pero sin empeorar otros parámetros de salud que sin duda para este segmento de la población son muy importantes”, detalló la Dra. Astorga, quien además recomendó a la publicación adulta mayor a retomar su vida previa a la emergencia sanitaria.
“Ir retomando las actividades normales debería paliar ese impacto negativo, en especial, en la población adulta mayor que fue afectada por el inmovilismo, el deterioro físico, la falta de actividad física que repercutió negativamente, se perdió masa muscular, se pierde flexibilidad, es más fácil que tengan accidentes y fracturas, disminuye la capacidad física para desenvolverse en actividades que requieren mayor esfuerzo”, agregó la geriatra.
La principal recomendación es, acompañado del aumento de la luminosidad solar, es retomar caminatas, salidas a los parques y tratar de realizar la mayor cantidad de ejercicio físico, además de volver a asistir a reuniones, comités, y actividades fuera de sus hogares priorizando la sociabilidad para reforzar los aspectos cognitivos.
En tanto, se recomienda encarecidamente que retomen sus controles de salud, principalmente en la Atención Primaria de Salud, “ya que se fue dejando de lado el miedo al contagio después de la vacunación y volvieron a consultar en los servicios urgencia y se empezaron a retomar las actividades desde los CESFAM”, concluyó la Dra. Astorga.