Isaura Alejandra del Río Paredes estudio en la Universidad Austral de Valdivia Obstetricia, ya que aunque su elección era Medicina, quedó en lista de espera de esta carrera y, su padre, que en esos tiempos era del campo, le pide que tome una rápida decisión el mismo día para matricularla y, entonces optó por ser matrona. La profesional se titula de Obstetricia y Ginecología en marzo del 1982, época en que menciona, que eran escasas las oportunidades laborales, casi nulas. “Busque en muchas ciudades y logré un cargo de reemplazo en Puerto Aysén y me fui al sur en julio 1982. En ese tiempo yo era la matrona única, es decir que estaba en urgencia, parto, ginecología hacíamos de todo. En el sur me case tuve mis dos hijos, Carolina y el Gabriel la primera vive en Santiago y mi hijo actualmente en Osorno. En ese mismo Hospital fue contratada y jefatura con apenas 28 años”.
Alrededor del año 89, la familia se traslada a Punta Arenas, por oportunidad laboral de su esposo, afirma la profesional, “pero duramos un año, porque la vida en esa ciudad es muy cara. Igual tuve tiempo para hacer reemplazos en el Hospital y en la Clínica, pero el trabajo de mi esposo era muy demandante casi no nos veíamos. En los 90 por trabajo de mi marido nos vinimos a Puerto Montt y aquí me fui a seminario hable, con la Marta Romero si habían posibilidades y claro tuve la suerte que justo en esos años la Matrona María Cristina Maeztu comienza su labor política y yo entro en su reemplazo”. La profesional de la matronería estuvo reemplazando en el policlínico de Aro, muchos años gracias a su experiencia, luego 1993 se traslada a Patología Cervical.
De manera posterior, acepta el compromiso de asumir junto a la Matrona Erika Ortiz ser parte de un proyecto para formar matronería en la Clínica Puerto Montt, actual Clínica los Andes, que en ese tiempo estaba en Benavente, lugar donde permaneció por 4 años. Para luego por fin, optar a un cargo en Hospital Seminario, quedando en la terna, ingresa el 16 de abril del 1996. Menciona, “este año cumpliría 25 años de servicio, pero claro decidí irme antes”.
Su trabajo en el Hospital de Seminario marcó un hito en su vida, ya que ella conocía como realidad hospitales como los del sur, ordenados y limpios, acá en Seminario menciona: “era antiguo imagínate que a veces los pasillos del hospital seminario se llenaban de humo, era terriblemente tóxico bajar de parto y encontrarte a veces con ese panorama, todo el humo de Puerto Montt, desconozco la razón por la que ocurría eso, pasillar era terrible a eso de las 19:00 horas, me costó adaptarme fue un gran cambio desde Aysén”.
Dentro de las funciones que realiza Alejandra se encuentra además, ser Presidenta del Colegio de Matronas por 8 años, oportunidad en que se realizaron muchos avances en materia laboral, definiendo el rol de la matronería en cada área especificando su tarea. Señala Alejandra del Río, “para mí un gran logro en esa época fue, recibir el reconocimiento de mis docentes de la Universidad Austral, cuando estuve liderando el gremio, el día que se realiza la presentación en el salón azul de la Intendencia”, fue emocionante.
Respecto a sus estudios de post grado, señala que se formó en Piso Pélvico, momento en que no era tan fácil formarse, afirma “nada era online como actualmente, ya que en esos tiempos era solo presencial y, para ir a Santiago, a la Universidad de Chile era complejo, porque tenías que asistir sólo con tu permiso de vacaciones o días administrativos, antes nada era más difícil formarse”.
Con su experiencia laboral logró pertenecer a la sección de partos, donde estuvo hasta la fecha.
Los pacientes agradecían y reconocían de variadas formas señala, “las retribuciones son inesperadas, la gente es muy cariñosa, te regalan de todo desde torta hasta huevos, a veces te los encuentras en la calle y te dicen ¿cómo está Ud., se acuerda que Ud. me atendió?, es muy emocionante pero igual da susto, porque uno espera haberlo hecho bien. Bueno y también algunas personas indirectamente me han felicitado y agradecido el apoyo, de la “matrona de pelo blanco”, así me identifican, es bueno saber estas cosas, motivan tu trabajo”.
La última marcación
El día de su última marcación, colegas y personal que la conoció durante estos años, la estuvo acompañando, señala: “tuve sentimientos encontrados entre felicidad y emociones inesperadas, mucha gente estuvo en ese lugar, muchos de ellos me dijeron palabras muy honestas, y, la verdad me doy cuenta que mi forma dura o un poco por mi carácter y compromiso por lo que uno hace, si logró penetrar en mis colegas; es relevante saberlo y que estos jóvenes te lo digan, parece que no hice tan mal las cosas, me emociona. Habían colegas de neonatología, de la maternidad, fue hermoso el reconocimiento, me querían y tantos no me imagine, fue hermoso. Lo que sembré dio frutos al parecer”.
Hoy se va agradecida por la oportunidad que le dio el HPM y afirma: “quiero agradecer a mis colegas y en especial con los que trabaje en seminario, extrañaré la relación con las colegas me emociona decirlo, irse es un tema no menor uno, no se espera este momento. La verdad siempre me caracterice por ser directa y honesta, a veces no sabía decir las cosas, pero era mi forma de ser”. Confiesa, “aunque al principio me costó mucho el tema de integrar internos a las salas, la experiencia de trabajar con ellos ha sido maravilloso, creo que eso extrañaré, gracias a estas nuevas generaciones hemos logrado mezclar experiencia y tecnologías, ellos me gustan y se pueden formar a estos jóvenes para que realicen bien su labor”.
La profesional se dedicará a cuidar a su madre en el campo, aprendiendo todo lo que tiene que ver con administrar un campo: alimentar los animales, abonos, fertilizantes. Dormir en las noches de corrido, recuperar sueño perdido. Agrega, “retomaré bordar y tejer, y quien sabe, puede que tome cursos de pintura, no lo sé pero me encantaría. Bueno y asistir a mis pacientes antiguas seguramente también estaré trabajando en el sector privado en algunos procedimientos”.
Esta mujer de caparazón dura, que se define así, pero en el fondo dulce, se retira dando gracias por la oportunidad de realizarse profesionalmente y crecer como persona. “A cada una de las personas que conocí a los compañeros, creo que lo hice bien, porque la gente fue linda conmigo en mi despedida. Gracias HPM por la oportunidad laboral, gracias a todos”.
Finalmente explica, “si tuviera que enviar un mensaje, creo que lo más importante es la empatía con los pacientes, y tratar siempre de integrar a todos como equipo, juntos se logran los objetivos, traten de ser más colectivos que individualistas. Recuerden todos somos indispensables”.