Octubre es el Mes de la Salud Mental en el mundo, y una de las problemáticas más importantes que se abordarán tiene relación con la prevención del suicidio. Las estadísticas han mostrado que los hombres entre 25 y 40 años, las/los adolescentes y las personas mayores son los grupos de la población con mayor riesgo de fallecer por suicidio, según evidenció Tamara Ojeda, médico psiquiatra adultos del Hospital Puerto Montt.
“Este fenómeno puede encontrarse en edades muy precoces. Sin embargo, existen algunos momentos del ciclo vital donde se presenta un riesgo mayor. Por ejemplo, en la población entre los 15 y 19 años el suicidio es la segunda causa de muerte. Luego entre los 25 y 35 años, y luego el grupo de personas mayores, en el que se ha tenido un aumento de las cifras tanto nacional como internacionalmente”, indicó la profesional.
De acuerdo a la Dra. Ojeda, “los hombres lamentablemente se suicidan más que las mujeres. Según la estadística: de 4 hombres que consuman un suicidio lo hace 1 mujer”, esto se podría comprender en el contexto de la influencia que tienen las expectativas sociales y culturales en cómo se gestionan las emociones, el estrés y otros roles de acuerdo al género; sumado a que los hombres tienden a buscar menos ayuda y eligen métodos más letales, entre otros factores.
El riesgo suicida se puede manifestar con diferentes signos y síntomas, que van desde pensamientos recurrentes de muerte, planificación de un intento de suicidio y el intento en sí. Todo esto en el contexto de un malestar significativo en que la persona puede experimentar un intenso dolor psíquico, desesperanza, pérdida del control cognitivo y posiblemente, cambios en su conducta habitual, entre otros.
Es importante señalar que el riesgo suicida es complejo y multifactorial, “ciertamente el contexto social en el que vivimos genera una serie de demandas en las personas que deben enfrentar, y que de acuerdo a la vulnerabilidad de cada quien para enfrentar esto: enfermedades de salud mental, antecedentes familiares, factores socioeconómicos, adicciones, etc., hacen que se configure un mayor riesgo en algunas personas”, precisó la Dra. Ojeda. Al respecto, los datos de autopsias de suicidios consumados informan que el 87% de las personas fallecidas por suicidio tenían una patología de salud mental.
Por otro lado, la profesional fue enfática en señalar que el suicidio se puede prevenir. Existen señales de alerta que pueden ser detectadas por el círculo más cercano de quienes presentan riesgo suicida y por los profesionales de salud.
Por ejemplo, expresiones de desesperanza durante una crisis personal, regalo de pertenencias muy significativas, decir que se siente una carga para los demás, retraimiento social, falta de disfrute de actividades o cosas que antes disfrutaba, tener una enfermedad mental descompensada (principalmente depresión), conductas de riesgo que antes no realizaba, expresar directamente ideas de muerte, entre otras. Además, es importante detectar otros factores de riesgo como el consumo de sustancias y alcohol, o el insomnio grave.
“El suicidio nos interpela a ser empáticos. Es importante poder favorecer en situaciones de riesgo – y también en general, en la convivencia que tenemos en todos nuestros espacios – momentos que nos permitan conversar, contener y escuchar a las personas con las que compartimos de manera receptiva, sin invalidar y respetando las diferencias”, concluyó la Dra. Ojeda. Es muy importante que al sospechar un riesgo suicida se pueda preguntar directamente, escuchar sin juzgar, contener, evitar dar consejos o comparaciones con otras personas y acompañar en la búsqueda de ayuda profesional.
Según el Ministerio de Salud, en Chile anualmente 1.800 personas se suicidan y por cada uno de ellos, alrededor de 20 realizan un intento suicida. En tanto, más de 220 mil chilenos sobre los 18 años reportan planificación suicida y más de 100 mil reconoce que intentó quitarse la vida, según se desprende de la Encuesta Nacional de Salud, ENS 2016/2017, que por primera vez midió en específico esta temática.
El Ministerio de Salud cuenta con una línea telefónica *4141 que ofrece apoyo emocional y asistencia a personas en crisis, incluyendo aquellas que pueden estar experimentando pensamientos suicidas. Este servicio es parte de la red de apoyo para la prevención del suicidio y está diseñado para brindar orientación, escucha y recursos a quienes lo necesiten. También está disponible el número de Salud Responde 600 360 7777 (opción 2) en la que profesionales capacitados brindan orientación de salud mental.